Invierno en el recuerdo
Acaba de terminar el dos mil
dieciséis, según los medios de comunicación, ha sido uno de los más cálidos,
desde que hay estadísticas, allá por el año cuarenta del pasado siglo. En estos
días estamos preparando, para la pascua, que diferencia del pasado al presente.
En estas fechas la gente se agrupa en las tiendas, haciendo acopio de ropa y
comida. En las cajas registradoras hay grandes colas, todo es un transitar
buscando cada cual lo que le apetece.
A mí, me recuerda aquellas pascuas,
que pasé en mi juventud, junto a mis padres y hermanos, todo era diferente, los
bailes que se hacían en el cortijo, durante los dos días que duraba la pascua,
no había tanto acopio de prendas de vestir, ni las variedades de comida. Se
conformaba uno con un buen cabrito aliñado, o la carne de la orza, que como no
había nevera se conservaba con la manteca del cerdo. Ahora ha cambiado, la
carne se ha reemplazado por el pescado, bien gambas o bacalao, que son estrella
en estas fechas.
Estamos de vacaciones en la
escuela, cosa que aprovecho, para hacer la poda de los árboles frutales, que se
han quedado sin hojas, en ellas paso las horas, dejándolas a mi gusto, cuando
se sequen un poco tengo que quemarlas, el campo es una rutina que no para,
siempre hay cosas que hacer.
En los medios televisivos, en
estos días, nos muestran las imágenes, de los chupones de hielo, que se
convierten con las bajas temperaturas. Esto me recuerda en mi juventud, que por
las mañanas, cuando me lavaba la cara en la jofaina, en la que tenía una capa
he hielo cristalizado, nada que ver con los días que estamos viviendo, en estos
primeros del mes de enero. La temperatura más baja ha sido de unos cinco
grados, nada que ver, cuando se helaban las patatas en la vega de Motril.
Me recuerda cuando llegaba por
las mañanas, que estaban con las hojas negras y los troncos pelados, como un
chino, aunque se reservaban con salves de cañaveras, cuando bajaba de cero, era
difícil que lo soportaran. No es normal que, ayer por la tarde tuviésemos diecinueve
grados en Vélez, cuatro más que cuando llegué a motril.
Han llegado los Reyes, los peques
disfrutan de la inmensa variedad de juguetes, a la nieta le he comprado lo que
le ha gustado en la tienda. Quiero recordar, cuando yo era pequeño, que nos engañaban
con los Reyes de Oriente, nosotros poníamos una pieza del calzado, en la
ventana, que dejábamos abierta, cuando nos quedábamos dormidos, nuestra madre
nos depositaba algo de prenda de vestir o calzado, los juguetes brillaban por
su ausencia. En aquel tiempo de escasez de todo, en alguna ocasión, dos
hermanos pusieron los zapatos de su padre, y cuando se despertaron, se
encontraron que ya no había zapatos, en aquel tiempo todo era diferente.
Yo, por mi parte estoy contento
con lo que me han echado, un samurai o serrucho, para podar las plantas, ya que
el que tenía no cortaba muy bien. ¡Que buenos días están haciendo!, por la
mañana un poco de fresco, después buenas temperaturas. Ahora se han terminado
las famosas fiestas, las tiendas, se quedaron satisfechas, con las ventas de
ropa y juguetes. El pasado sábado llevé a la nieta pequeña, a comprarle unos
juguetes, ella se ponía nerviosa buscando, por todas las estanterías, incluso
me decía sorprendida ¡abuelo esto se lo han llevado todo! ¿Que cosas de una
niña de cinco años? Cuando le da el sueño, pregunta por su mama— ella no quiere
dormirse sin ver a su madre.
Llevamos unos días, que por las
mañanas hace un poco de fresco, nada que ver con lo que anuncian los medios en
el norte de Europa. Aquí no estamos preparados, sin ir más lejos ayer marcaba,
en el coche unos tres grados, la gente que pasaba me comentaba ¡que frío hace!
Un anti-ciclón se ha instalado y no deja que llueva algo por lo menos, que tanta
falta hace. Hoy lunes empezamos las clases en informática, a las cuatro de la
tarde, hemos compartido el trabajo de otoño. Es diez de enero, un recuerdo de
aquel año setenta, hoy son cuarenta y siete años de matrimonio, aquella
jornada, la llevo en la memoria. Empezó
lloviendo y lo estuvo haciendo varios días. El río Genil, se desbordó por
varios sitios de la vega granadina .Aquellos tiempos si que lo hacía muy
frecuente, que lo está haciendo en la actualidad. ¿Qué diferencia? En este
tiempo que no han crecido los barrancos, que están más secos que las alpargatas
de un yesero: igual pasa con las Fuentes, que llevan muchos años sin fluir el
agua por sus cañerías. Ahora vemos en los medios, que los pantanos en Galicia,
están a sus mínimos de capacidad. En los últimos días las temperaturas no han
cambiado nada, los saltamontes se les ve casi todo el año.
Los fines de semana, yo escucho
onda agraria, todos los sábados y domingos, a las seis de la mañana en Onda
Cero. Aquí hablan del campo, para los que nos gusta la información, sobre el
campo, y para el que le gustaría saber de el. Ayer dimos por concluida la quema
de la poda de los olivos, hay que ver las ramas que sueltan, no se puede andar.
En aquellos años era mi padre el que se ocupaba de hacerlo que lo hacía cada
año, ahora soy yo el que se encarga de
hacerlo. Pero en el futuro, esto será incierto, la juventud no quiere saber
nada del trabajo en el campo.
En estos días de primeros de
enero, se ven las tiendas llenas de gente, comprando las prendas de abrigo,
para los días que se aproximan. En aquellos años de mi juventud, cuando vivía
en el cortijo, llegaban, personas dedicadas a vender al trueque, con grandes
fardos de tela, donde cambiaban la mercancía por, harina, aceite y huevos. Me
recuerda lo pesadas que se hacían, buscando de hacer negocio, con las prendas
que portaban a sus espaldas.
En el pasado, se contaba, que la
luna de octubre, siete lunas cubre, este refrán, no se ha cumplido por ahora,
porque diciembre se lo ha saltado. Según los medios televisivos, para la
próxima semana, una ola de frío nos afectará a toda la península, es lo que
toca, en el mes que nos encontramos, y a mediados, si que se halla notado el frío árido de invierno. En el
siguiente seguiré observando los acontecimientos que se produzcan.
Ayer me visitó mi hermano, venía
de sembrar el trigo, para los animales de caza, según las hierbas se han secado
por falta de humedad. En aquellos años de mi juventud, que a veces le llevaba
el mulo al aparcero, siempre por este tiempo, estaba el barranco de los
Benitos, con agua por todas partes, hasta nacían fuentes que llevan más de
veinte años sin señales de que están.
El cambio climático, ya hace
tiempo que se ha cebado con el sur de Granada. Si los antiguos, levantaran la
cabeza, se quedarían impresionados, de ver los secanos, que no producen ni
monte, como esto no cambie, que lo dudo, la cosa empeorará cada vez más.
Yo recuerdo de por estas fechas,
que se sembraban los cereales, que en ocasiones, no se podían realizar, por
tirarse semanas enteras lloviendo.
Hoy, han empezado a caer unos copos de nieve,
parecían partículas que se disipaban antes de llegar al suelo, nada que ver,
hace unos diez años más o menos las azoteas de Motril, se pusieron blancas en
poco espacio de tiempo. Aquel día estaba hospitalizado en el Santa Ana, recién
operado de la vesícula, hacia mucho frío, cuando me asomé por la ventana de la
cuarta planta, los niños jugaban, cuando iban al colegio. Cuando yo era
pequeño, en los secanos se ponían blancos, incluso en las umbrías duraba varios
días, donde jugábamos los pequeños del
cortijo. Una vez, cuando los hijos estaban pequeños, los llevé a la fabrica del
Rey, donde había un manto blanco muy considerado, para ellos era la primera
vez, que le veían de cerca, no es normal de ver la nieve en la costa tropical.
Ahora llevamos unos días de un poco de fresco, el mal tiempo, es por el norte
de España. Esta mañana nada más que salir, se ven las gaviotas revoloteando,
cuando se les ve si no hace viento, pronto lo hará. Ayer por la tarde estuve
podando los rosales y las parras, es menguante, un tiempo ideal, para hacer
este trabajo, ya tienen sabia, al cortarle dejan caer unas gotas, señal que
están en su punto.
“Cuando el grajo vuela bajo,
hace más frío que el carajo”, esto
decían los más antiguos, estos animales hace muchos años que desaparecieron,
para encontrarlos hay que hacer muchos kilómetros, los veo cuando viajo en el
tren, y en los pasados que visitamos Toledo. El cambio climático se está
portando demasiado caprichoso, de pronto hace un calor insoportable, o un frío que
pela. Hoy ha hecho un fuerte viento, que hace que las cañas de la ribera del
río se muevan constantemente.
Ayer por la mañana estuve en el
campo, como muchos días lo sigo haciendo, lo que me sorprendió, cuando
regresaba, sin esperar nada, se me atravesó una cabra montés, haciendo
cabriolas, por delante del coche, esto no me había pasado en mi vida. ¿qué
susto me llevé?. Anduve más de treinta años por la sierra se Lujar, nunca tuve
la oportunidad de ver la presencia de este esquivo animal, que ahora se encuentra
por todas partes. Esto se está convirtiendo, en un peligro, para los
conductores, ya que con poner una placa, nadie es responsable, del
comportamiento de animales salvajes, que en el pasado estaban en los Parques
Nacionales, ahora se les ve hasta en la arena de la playa de la Joya en un
sendero que hicimos estos pasados años
Bueno, esta mañana ha amanecido
lloviendo, esta vez el gobierno ha acertado, según dijo ayer en los medio
televisivos. Ahora voy entendiendo, como nos engañan y se quedan tan panchos.
Una compañía de electricidad, me comunicó, que no me iban a subir, estaría bien
que llevo años si gastar ni un kilovatio, estas ilusiones les vamos a tener de
ahora en adelante. Ahora me recuerda de los primeros años de sequía que nos
decían nuestros padres, que si no llovía no se recogía el trigo, por
consiguiente, escasearía la harina, para hacer el pan de la semana.
Bueno, esta cuesta de enero va
tocando su fin, ha sido frío y heladero, de lluvia lo justito, unas horas y
nada más que contar.
Ayer domingo ya se veían los
almendros en flor.”como dice el refrán, por enero florece el almendro y el
romero”. Aunque en los últimos años ha ido mermando, el número de plantas, hay
unos pocos repartidos por donde en su día había intensos almendrales, que por
estas fechas era digno de ver. El cambio climático avisa, que lo de antes es
una historia pasada. Quien no recuerda en mi juventud, de pasar por debajo de
los almendros florecidos, era un encanto, de ver a la salida del Sol, como las
obreras abejas, se afanaban buscando el preciado polen de las flores, eso era
un encanto, que recuerdo en estas fechas.
Aquí en nuestra costa, era
habitual de ver la nieve, en la Sierra de Lujar, durante varios días, incluso
me gustaba de verla, cuando acompañaba a mi padre, se encontraba debajo de las
matorrales, hoy ni eso, nos conformamos de verle en los telediarios. Bueno hoy
llegamos a la Candelaria, este día en un tiempo, era una jornada de salir al
campo, a saborear los palmitos, ahora están protegidos por el medio ambiente,
esta jornada, en mi juventud, se hacía un baile en el cortijo de mis padres. Me
recuerda en una ocasión cayó una fuerte nevada, cosa que hizo, que los
asistentes, no dejaran la juerga, hasta bien entrada la mañana siguiente. Los
más antiguos, decían que si la Candelaria floraba el invierno estaba fuera, y
si no lo hacía, quedaba invierno para rato.
Hoy he salido a dar un paseo, con
la mente puesta en esta jornada especial, donde se reunían las familias y
amigos, y hacían buñuelos, era un punto de encuentro en esta jornada especial.
Algunos aprovechaban, para brindarles los mejores ejemplares a sus respectivas
novias. Yo por aquel tiempo era un chaval, más adelante en alguna ocasión,
también, le regalaba a mi novia, cuando la visitaba por las tardes en mi moto,
anteriormente en bicicleta. ¿Qué cambio ha dado esto? En la ciudad, esto es
agua pasada, recuerdos que se te quedan en la mente. Vividlos, para mí ha sido
un privilegio, de recordar aquellos momentos de felicidad, con lo que teníamos
que desenvolvernos en aquellos difíciles años.
Hasta hace unos períodos pasados
se veían señas por las márgenes de las carreteras, es estos momentos, están
desapareciendo, por falta de lluvia el cambio climático donde nos ha tocado
vivir no está favoreciendo a muchas especies. La Candelaria llegará cada año,
yo la recibiré con los brazos abiertos, procuraré de ver la diferencia del
pasado y del presente, porque nunca se pronostica el futuro, esto se ve paso a
paso.
Ayer en el paseo matinal, vi como
había varios contenedores volcados por el fuerte viento, nada que ver con lo
que vemos en los telediarios en Galicia y Barcelona. A mi me recuerda cuando
acompañaba a mi padre, que a veces no
nos dejaba pasar por la loma que había y hay en frente del cortijo del
Chono. Cuando hacía aquel fuerte viento,
que levantaba los chinos del camino, y te hacían daño en la cara, en alguna
ocasión se ponía dificultoso de pasar por ese punto del camino. En el tiempo de
los cereales, cuando estaban ya grandes daba encanto de ver las olas que se
formaban.
Hoy aquí en motril hace un poco
de viento, las gaviotas, están revoloteando por el aire que hace a esta hora de
la mañana, que ha amanecido con unas nubes altas. Los papelillos, y los
plásticos se mueven, de un lado para otro, mientras los perros no paran de
ladrar, desde las azoteas.
Ayer, después de pasar por la
consulta de la Doctora, estuve en el campo .¡Qué sorpresa me llevé! Por debajo
de los naranjos había una enorme cantidad de naranjas que había tirado el
viento tan fuerte que lleva unos días soplando. No hay nada más que ver las
noticias andaluzas, donde en la capital de Sevilla, donde hay unos veinte y
cuatro mil árboles, ha dejado unos diez millones de kilos, tirados por los
suelos. Esto es la naturaleza, que te esfuerzas
en conseguir un fruto, y el viento lo destroza en un momento. Siempre se
dijo marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso. Aunque en
el pasado recuerdo de ver a febrerillo el loco, que se portaba muy revoltoso.
Esta mañana he salido a dar el
paseo matinal, no hace frío, ni viento, por el momento, según las noticias del
móvil, esta tarde, se levantará un poco de aire. Por estas fechas sembrábamos
las patatas y los garbanzos, si la tierra no estaba empantanada, ahora no
ocurre esto, la fuente donde se regaba lleva más de una década que no fluye
agua .con el cambio climático nos queda la nostalgia, de aquella abundancia de
aguas, con fuentes que formaban por todas partes. Donde sembrábamos los
garbanzos hasta las hierbas se ha secado por falta de humedad.
Esta noche ha estado lloviendo, y
por la mañana ha seguido igual, esperemos que esto palíe algo, esto que ya se
estaba convirtiendo, en lo que no estábamos acostumbrados.
Bueno ahora, como dice el refrán,
que febrerillo el loco, está haciendo
sus andanadas, casi todos los años, lo venía haciendo. Esto si es
normal, aunque se está pasando con demasiado viento. La lluvia es poca, para la
falta que hace, en los secanos. Ayer estuve haciendo uno hoyos, para sembrar
unos mangos, a un palmo salía la tierra seca, las fuentes no han tomado el
caudal de antaño. Me recuerda en mi juventud, que por estas fechas, era un
encanto de verles con los caños llenos que fluía por todas partes. Hoy he
estado en el campo, ahora si que se le nota a los árboles, los almendros ya han
desojado las flores, y están tomando su verde natural. Los pajaritos se les
ven contentos, cantando por todas partes. Mientras se escucha el agua del río que va saltando por las piedras, bajo
los árboles de la ribera. Hace más de cuarenta años, por este día estuve
haciendo un pilar en un almacén en el camino de las Ventillas, era el día de
San Valentín, ya empezaban a venir los agricultores, pidiendo el arranque, de
los arenados. Esto es historia pasada, a mí me queda el recuerdo de aquellas
campañas, donde no se paraba de trabajar en la pesada patata, que era fuente
económica de motril. Después se sembraban las habichuelas “ avillas verdes,
como le decían los motrileños”.
Esta mañana, a la salida del sol, se ve a
Sierra Nevada, con un manto de nieve blanco, que reluce con los primeros rayos
solares, nada que ver con el pasado año. Estos pasados días he estado atareado,
con poner algunas plantas, como es habitual, desde hace mucho tiempo. Siempre
me gustó de poner. Toda clase de árboles, es el momento de renovar, los que se
van secando, con plantones que me traje de la acequia de la fuente zuela, hoy
sería imposible, ya que todo aquello se fue al garete por falta de agua. Ahora
puedo arrancarlos y hacerlos que den fruta de varias especies. Esto lo aprendí
de mi padre, por eso lo llevo en los genes, desde mi juventud. Las plantas ya
las he abonado, para si llueve se lo van tomando por la raíces. Es un tiempo
ideal, para los abonos complejos, que están dando buenos resultados.
Esta mañana dominical, he salido
a comprar churros, para el desayuno, hay que escuchar el ruido que hace el mar,
las gaviotas revolotean por las alturas,
hay que ver los temporales de viento que están haciendo este invierno. En esta
costa tropical, con las temperaturas más altas que en el Cantábrico.
Ayer lunes veinte de febrero, al
salir a la calle, se escuchaba un fuerte ruido, la mar estaba enfurecida, las
olas arrastraban las pasaderas de la playa. El levante se tragaba toda la arena
de la playa de poniente, los chiringuitos parecían barcos flotantes. Hoy me
recuerda, cuando trabajaba en la vega, aquellos ponientes que se llevaban las
hazas enteras. Un pesquero de Motril, se las vio y deseó, para llegar al
puerto, los familiares y amigos los animaban desde tierra, fue una escena que
no se me olvida de mi memoria. Ya comentaba mi padre, “el mar no tiene
agarraderos”, ruge igual que un león, derriba lo que encuentra a su paso.
Hoy no se ve ni el Conjuro, una
capa de calima, lo cubre todo, incluso el mar, esto me recuerda, cuando estaba
en Sidi Ifni, haciendo el servicio militar, en estas tierras africanas, el
polvo en suspensión, me recuerda, que cuando comíamos al medio día se adentraba
en la comida en la explanada del campamento. También remolineaban las gaviotas, que pesadas se
hacían, teníamos que tapar la marmita, si no queríamos comer más tierra que
otra cosa.
Bueno febrero va tocando a su
final, hoy es día de la Comunidad
Autonómica. “como dice el refrán en febrero busca la sombra el perro y
en marzo, el perro y el amo” este mes siempre destacó por ser algo revoltoso,
este ha destacado, por el fuerte viento, que ha empezado y terminado con
destrozos en las playas del norte y del sur de la península.
El cambio climático ha cambiado
tantas cosas, que si volvemos al pasado, nos damos cuenta de todo lo
acontecido. Los manantiales llevan años so agua, las plagas están haciendo
desaparecer, varias especies de animales y plantas. Las temperaturas, cada vez
más altas. El Sol hace que al pasar los rayos por la atmósfera, cada vez sea
más contaminada. Quien no recuerda en aquellos tiempos de ver los sembrados de
trigo y cebada, las flores amarilla de los jaramagos, y las rojas de las amapolas, era un encanto,
verles a finales de invierno y a principios de la primavera. Ayer por la tarde
fuimos al Hogar del Pensionista mi mujer y yo, allí degustamos la habas con
bacalao, y con unas frescas cervezas, así pasamos una tarde agradable con los
pensionistas de nuestro entorno.
Bueno el tiempo se pasa volando,
hace nada los almendros estaban en flor, hoy me doy cuenta que ya tienen el
fruto y las hojas verdes. Esta estación se va portando un poco mejor que la
pasada. Las temperaturas se van alternando, de pronto bajan, como suben en poco
espacio de tiempo, hoy ha amanecido nublado, a las nueve y media ha empezado a
llover, mientras por las calles aúllan los gatos. Este relato se aproxima a una despedida anunciada, los que nos gusta
el campo vemos como nos van poniendo más trabas, en la forma de cultivar la
tierra, y los productos que van quitando, eliminándolas del mercado.
Ahora que recuerdo, cuando estaba
en la escuela, había un compañero que le gustaban las almendras tiernas, un día
que salimos al recreo, se tomó una buena ración de ellas. Cuando el propietario
se percató de aquella hazaña, se lo comunicó al maestro, el cual nos castigó a
todos, que ni siquiera nos gustaban. El castigo veinte palmetazos con una tabla
de madera, que cada vez que tocaba la palma de la mano se veían estrellitas.
También tuvimos que escribir cien veces “no comeré almendras ajenas”. A mí me
dolió de que nunca me gustaron tuve este severo castigo. Todavía al pasar me
recuerda. Aquí pagamos justos por pecadores, el maestro no se andaba con
chiquitas en aquellos años de la posguerra, por estas fechas, hace sesenta y
cuatro años, aquel pasado si que llovía, más que ahora.
Bueno hoy he estado en el campo,
y he recolectado una pequeña caja de
collejas.¡ Qué buenas están en tortilla! Esta es una hierba de la familia de
las cariofiláceas, estas me las traje del secano, antes que desaparecieran, ya
que estaban en peligro de intención, por falta de agua. Hoy al probarlas, me
recuerda de aquellos años que las buscábamos en los sembrados, ahora escasean
por el cambio climático.
El pasado día siete, visitamos la
Alhambra. Lo pasamos la mar de bien recorriendo los laberintos del el Albaycin.
Allí visitamos el convento de Santa Isabel de la Reina, es una joya, que
después de la rehabilitación ha quedado muy bonita, es un edificio del siglo
XVI, aquí lo pasamos muy bien escuchando al guía, que nos explicó todo el
contenido, fueron unos momentos, que recordamos el pasado, y el presente. Por
la tarde visitamos la Alhambra, el recorrido por los pasillos, el canto de los
pájaros es un privilegio de pasear, el ruido del agua, las flores, las plantas
aromáticas, el embrujo de las albercas, que se reflejan el las fachadas de los
viejos edificios.
Estos días se nota un cambio,
brusco de las temperaturas en poco espacio de tiempo. Los melocotones están
brotando, al contrario del pasado, que tenían el fruto y no habían brotado, las
altas temperaturas y la falta de agua. Ahora se ve un poco de esperanza. Como
dice el refrán ¡marzo ventoso, y abril lluvioso, sacan a mayo florido y
hermoso! Esto ha cambiado algo respecto al pasado año, solo que no hay un
tiempo estable, de pronto hace calor y al contrario en poco espacio de tiempo.
Hoy hace un día primaveral, un
vientecillo, que transporta las flores de los álamos que hay en las márgenes
del río, una nube blanca hay en el suelo de las plantas, parece una sábana
inmaculada don de se juntan todas.
He estado recogiendo mandarinas,
la planta estaba llena de abejas, que daba respeto a estas obreras. Hoy hace un
día primaveral, con veinticuatro grados de temperatura. Ya se empiezan a ver
las lagartijas, en el mismo lugar en las fresas, buscando los insectos
favoritos. Por esta fechas, trabajaba en un almacén de lavar patatas, siempre
por este día se cortaba el suministro a Valencia por las famosas fallas, hoy es
historia pasada.
Ayer, se pudieron de ver varias hectáreas de
almendros, que se han secado por el cambio climático este pasado año.
Me recuerda en mi juventud, que
tantos he sembrado, y que hacía que muchas familias vivieran de este preciado
fruto. Igual pasó con las cañas dulces de Motril. El cambio climático ha hecho
estragos, en la agricultura y en la pesca con una merma considerable, estos
diez últimos años.
Los pequeños pueblos se han
quedado vacíos, los habitantes se han marchado a las ciudades, que se van
superpoblado. A mí, mi tocó hace tiempo, por eso me doy cuenta que lo he vivido
en mis propias carnes. Quien me iba a decir que esto llegara donde se
encuentra, en la actualidad. Esto necesita
una reflexión de todos, pensar lo que está ocurriendo, entre nosotros dependerá
lo que nos va a pasar. Los tiempos que empezamos a vivir, no son los mismos,
atrás quedaron los recuerdos, lo que han visto nuestros ojos, recordar que nada
será igual.
Hace cientos de años que comenzó
el desarrollo industrial, hay cosas que han cambiado en este tiempo, unas para
mejor la forma de vida, otra el daño que
se le está haciendo al medio, en el que nos ha tocado vivir. Para mí ha sido un
honor de escribir esta experiencia, donde he visto y oído tantas cosas. Ahora
entrará la primavera, será un momento de seguir la ruta que empecé este verano.
Yo por mi parte, andaré por el sendero que empecé hace siete décadas. Mi
opinión, no es más que escribir esto que a mí me ha parecido, no para mis
adentros, sino en sentido participativo, en todo lo que afecta a este planeta
llamado la Tierra. En Motril a 20 de marzo del 2017 Manuel Escañuela…
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