VISITA A TERRASSA

Visitamos Terrassa en Motril a 26 de mayo de 2016.

Este viaje, que realizamos hoy mi mujer y yo, y que estaba programado con antelación. Por eso, el pasado día cuatro, tuve que subir a Granada, para sacar los billetes del AVE en reserva, para el día veinte y seis que es cuando debíamos partir, unas fechas antes de la comunión de la nieta Irene. En esta ocasión en el AVE 03991, coche veinte y cinco, esto no es un capricho, es una necesidad, que padecemos ya hace más de catorce meses, atrás quedó el célebre tren de Granada Barcelona. Cuando llegué a la estación de Granada, tenía dos opciones, cogerlo en málaga, o coger dos autobuses y cogerlo en Antequera. Creo que los granadinos nos hemos quedado a la cola, en los servicios ferroviarios, que llegan tarde mal y nunca. Atrás quedó la nostalgia del pasado en que hacíamos este recorrido, con tantos años de vida.
Bueno ahora me centraré en este tren moderno y rápido y cómodo. Con el inconveniente qua recorre más de media España, y así llegar al destino de los pasajeros, que bajan y suben en cada una de las estaciones.

Para mí, es hoy un día especial, en esta visita que hacemos ilusionados, mi mujer y este que escribe, es una vivencia de un relato que comento con palabras escritas. Por la mañana, hemos cogido el autocar, desde Motril, que nos llevará hasta Málaga, sin antes saber el número de paradas. Empezando por la de Almuñecar, en Neja empiezo, y haciendo un comentario escribiendo, cada paisaje que los ojos van viendo. Es un privilegio en estos días de primavera, viendo los olivos en los terraplenes pendientes, o las flores amarillas, de las gayombas, y las flores blancas, que hay en la mediana de la autovía A7.Que a veces dejamos, para coger la trescientos cuarenta, que va paralela al mar, este mar que se extiende por toda la costa, con un color azulado, así es el caso de hoy, que está claro y soleado, y sin viento.

Por aquí, con este traqueteo del coche, que se balancea en las curvas, dejando un paisaje multicolor, que se repite en cada viaje, según la fecha, o la estación del año. Laderas que le han transformado en aguacates y mangos hoy en flor, sus ramilletes, cuajando su futuro fruto, con el dorado de las hojas.

Al pasar por la Caleta, cuantas veces he cargado pescado, camiones de boquerones, mayormente por las tardes noches ¿Qué tiempos aquellos pasados? Hoy es otra historia. En estos pueblos turísticos, cuando vamos por Torre del Mar, donde caminan un par de bueyes, tirando de un viejo carro lleno de forraje. Mientras hacemos pequeñas paradas, unos suben otros bajan, cada cual con su historiaría. Ya  se ven los bañadores colgados de los balcones, a lo lejos se divisan las aguas del puerto. Donde en una ocasión estuvimos, con aquel célebre ciento treinta y tres de la marca SEAT, ya hace más de cuarenta años, que por cierto los aparcamientos estaban escasos. ¿Qué cambio? Atrás quedó este recuerdo del pasado de varios años.

Un enorme barco de la Trasmediterránea, que estaba atracado en el puerto de Málaga. Por las compuertas, no paraban de entrar vehículos de toda clase. Hemos tardado más de tres horas, en llegar a la parada de autobuses. A acto seguido, pasamos a la estación del AVE, allí tomamos un bocadillo, esperando la hora de partida. Subimos en el vagón que teníamos asignado. Coche 25 asiento a-2 a-4 b, donde nos encontramos, como gallina en corral ajeno. Es la primera vez en los más de veinte años que lleva en servicio, desde el verano de los noventa del pasado siglo. Que por cierto, en ese año estaba haciendo la casa, en la que vivo ahora.

Ahora son momentos de confusión, donde lo primordial es acomodarse cada uno en el asiento comprado. Aquí dentro hace un poco de calor, ya que el termómetro marca más de veinte y cinco grados, son los momentos decisivos. Por megafonía anuncian, donde colocar las maletas, la ruta a seguir y dos películas, una de ellas “La ladrona de libros” en la pantalla, se ve la ruta a seguir, Antequera, Puente Genil, Herrara. Es la ocasión de ver estas extensas parcelas de olivos, unas motas de nubes blancas, hasta la llegada a Córdoba. Aquí, unos suben otros bajan, un suave viento hace que se muevan las ramas de los árboles que hay a la derecha de esta estación cordobesa. Por los micros se repite la misma historia.
Salimos entre campos de encinas, y  eucaliptos, donde campaban unas rubias vacas. Todo es un silencio, el sueño va venciendo aparte de algunos  de estos viajeros. Momento, en el que aprovecho, para escribir en esta mesa compartida. Lagunas llenas de agua, donde los animales se meten de patas, y así saciar la sed, que deben tener ha esta hora de la tardee aquí en esta extensión completamente llana, sembrados de cementeras, con las amapolas rojas, que destacan en los sembrados, a la derecha, una cordillera que hace de forma de herradura, es un encanto ver lo que ya no vemos hace años por esta zona de Granada.
Llegamos a  Puerto Llano, esta ciudad, es una de las más importantes de Castilla la Mancha, donde las minas tuvieron un papel fundamental con la minería, la Empresa  metalúrgica Peñarroya y otras más, cito esta por ser la que estuvo en las minas de Orgiva, y en sierra de Lujar, también, esta ciudad se benefició de la llegada del AVE, en el noventa y dos gracias a encontrarse entre Madrid y Sevilla, ahora se pueden ver grandes naves caídas, con los techos por los suelos.  

En el reloj de la iglesia, marca las cuatro y media. Un sol de justicia se deja caer en las baldosas que hay en la acera, en la parte derecha de la vía. Es el momento en el que se balancea sereno, cogiendo una velocidad de cincuenta a doscientos treinta en breves momentos. ¿Qué bonitas las cementeras?. Esto es un cuadro que ha pintado la naturaleza, colores verdes, amarillos y rojos, que se pierden en un horizonte, allá en la lejanía. Es hora de tomarnos un par de raciones de fruta, un yogur, desnatado, después he paseado por el pasillo, con el fin de estirar un poco las piernas.
Ahora llegamos a Zaragoza, hay que salir rápido—comenta uno de ellos, porque en una ocasión siguió de largo y le costó mareos, para solucionarlo. Algunos atrevidos, se bajaron y se dieron el lujo de darle unas caladas al cigarro, en el que no le da tiempo en terminarlo por completo.

Próxima parada, Lérida Pirineo, aquí hay una temperatura de veinte y nueve grados, esta zona es especial, para mi por ser la primera vez en pasar por esta zona. Los árboles gigantes, el río y el sol que se ve entre unas nubes blancas a esta hora de la tarde. Esto es un vergel, donde el agua es la principal fuente de riqueza. La vegetación, el verde, donde hay un crisol de plantas, hace que sea único. Después pasamos por Tarragona, las fábricas soltaban unos chorros de humo blanco, al fon do el mar, que apenas se veía, por la calima que hacía en este momento.

Llegamos a la estación de SANT, aquí debíamos de  hacer trasbordo, hacia Terrassa, los vigilantes anunciaban que este tren estaba fuera de servicio, algunos  ya se habían subido, aunque por un momento.
Subimos a las taquillas de la parte alta, y sacar con el mismo que llevábamos en que nos trasladó hasta Terrassa, que llegamos a más de las nueve y media. Allí estaba  mi hijo y mi nieto Eric, el que de momento me pregunta por un balón, que se había dejado aquí en Motril, Esto es un viaje, donde se hacen demasiado kilómetros, así que se hace muy cansado, esto será buscando la conveniencia de la empresa, porque los que no entendemos, nos queda el consuelo de aceptar o no viajar en esto que se de la solución que tendría, para el futuro en bien del consumidor. Nos lavamos y después, nos acomodamos en casa de mi nuera y de mi hijo, los nietos estaban muy contentos de vernos, el pequeño se ofreció para acostarse con nosotros, que lo hizo en todos los días que hemos estado con ellos.

Hoy viernes veinte y seis, me he levantado, y después de asearme tocaba abastecer la cocina, así prepararme las cosas a mi gusto, siempre lo hago en el Mercadona que, solo hay a dos o tres calles al oeste, después he bajado el mercado municipal, para comprar pescado, de regreso paso por el BBVA, el cual ya ha tenido varios dueños, en los años que llevo yendo a Terrassa. Es un grandioso edificio, todo acristalado, junto a la Rambla dËgara, también se   encuentra el Museo de la Ciencia de la técnica de Cataluña, lugares que visito cada vez que voy por allí. Son monumentos que destacan, hoy voy buscando la sombra de la arboleda, en donde es un ir y venir de toda clase de personas, curiosean la belleza de todo este entorno.

Han pasado más de dos horas, cuando regreso ya cansado. Ahora en casa, me distraigo con un pequeño pajarito, al que le he puesto una cereza, hay que verle lo contento que el se pone, canturreando, es muy agradecido este diminuto animal, con un plumaje de colores distintos. Ahora intento relajarme en este comedor, es un silencio que invita a olvidarse de todo lo acontecido, es ya un pasado momentáneo, y después seguir la ruta.
Hemos salido por la calle Trasversal, con intención de ver al nieto, que interviene esta tarde, en una obra de teatro, esperamos en la entrada del colegio, algo más de media hora, donde caía un sol de justicia, en la entrada el nombre. Colegio Mare Déu del Carme,”Padres Carmelitas educación Primaria” .Creo que mereció la espera, para ver la obra de teatro, donde ha participado mi nieto Eric.

El  se ha sentido orgulloso, de vernos entre los padres y madres, en el que asistieron a esta entretenida actuación. Aunque del vocabulario no me entraba ni una palabra, puesto que era en catalán. Ahora aquí, mi mujer y yo esperando que salga, sentados en un banco de madera, claro a la sombra, que es lo que apetece en el día de hoy. Aquí  en esta amplia calle, donde no paran de pasar autobuses y coches. Al fondo un verde parque que en otras ocasiones visité. Ahora se ha levantado un viento lo, que hace que refresque un poco el ambiente, en esta calurosa tarde de finales de mayo.

Una coqueta  paloma, se acerca picoteando los chinos que hay en la acera, en esta calle de la Independencia, esquina de la Autonomía, se está despidiendo esta hermosa tarde, que es más de verano que de primavera, ahora toca recoger los niños y regresar a casa.
Sábado veinte y ocho, me he levantado al asomarme por el balcón, los gorriones se posan en los árboles, que hay en la calle, las gotas de rocío, caen suaves por las puntas de las hojas. También ha caído una de las ramas, arañando un coche que estaba aparcado en la puerta donde vive mi hijo con su familia. La luna asoma entre las altas nubes, dejando una imagen de la mitad de esta caballera, lunita lunera, que le cantaba cuando  yo era un niño.

Hoy estaba previsto de visitar un solar que tiene mi hijo en el Vemdrell. Cogemos la carretera de Matadepera, está situada a seis kilómetros de Terrassa y a treinta de Barcelona, en este municipio hay un parque Natural una estrecha carretera con curvas cerradas. Una baja niebla entre las zarzas y las gayombas, esto es un vergel de plantas, de toda clase, con flores de todos los colores.
Pronto entramos en la autopista que va a tarragona, es de pago, unas finas gotas de agua que están soltando las bajas nieblas, hay que pagar el peaje. Extensiones de viñas en ambos lados, esto es el Vemdrell, las urracas se posan en la catenaria del tren, se ven los conejos corriendo, en las afueras del pueblo. Los agricultores se ven haciendo el aclarado en las viñas, que hay por todas partes que miras, según noticias hay un  tridente de viñas, olivos y algarrobos. Hemos llegado al solar de mi hijo, mi mujer se ha puesto a arrancar hierba, en estas pequeñas plantas, que el va poniendo, para que su hijo vea salir los frutos. Sigue encapotado, ahora no llueve, una templanza ni frío ni calor, estos zarzales están llenos de flores, el nito busca haber si hay moras, pero esto es más tardío, que la costa tropical. El peque se fija en unas grandullonas hormigas, que van arrastrando las semillas hacia el hormiguero, ellas trabajan con la fresca, por las tempranas mañanas y por las tardes hoy como está nublado aprovechan con su faena, cuando las toca se ponen furiosas, no quieren perder el tiempo.

Allí cerca un enorme árbol, lleno de hojas verdes y algunas amarillas que van cayendo al suelo, cuando las mueve el viento. Llega mi nieto con una pajita de avena loca, me comenta con ilusión que es para tomarse la leche, igual que yo hacía cuando era pequeño .Ahora visitaremos este mercadillo, que le han puesto al lado una pollería, con el nombre el Portal. Hoy ha tocado una exposición de objetos antiguos. El nieto se ha tomado un bocata, nosotros un descafeinado con churros recién hechos. Veremos los están de las mercancías, llenas de óxido. Esto es un infierno, como se deja caer el sol, que hacía en esta hora.
Por fin salimos de este lugar, por la carretera de bellaterra, y entramos en la provincia de Barcelona. En los edificios cuelgan las banderas  independentistas. El nieto se va tomando una fruta de melocotón, pronto se da cuenta que se le mueve un diente, es lógico con siete años que cumplió el pasado mes de marzo.

Pasamos por las bodegas en Sant Sadurni el país del cava, cruzamos el Río Llobregat, por los terraplenes de la carretera, hay chumberas con las flores carmesíes. Llegamos a la entrada de Terrassa, hoy vamos de mercadillos, un AVE, pasa a toda velocidad. Compramos una caja de cerezas, que por cierto estaban muy buenas. Se aproxima la hora de almorzar, eran más de la una, cuando llegamos a la puerta de la casa. Quí se encontraban unas personas del Círculo de Lectores, que ofrecían libros. Después fuimos a por dos pollos asados, nos tomamos una cerveza y nos quedamos esperando la tapa. ¿Qué cursi que era? Igual que en  Motril—le dije a mi hijo, estos se han equivocado de clientes. Menos mal que ya traíamos para el medio día.

Domingo Veinte y nueve de mayo, hoy ha amanecido con  un sol radiante, al contrario de la noche pasada, que estuvo tronando y cayendo una fuerte tormenta. Hay un silencio absoluto, los niños se han ido a casa de los abuelos, la calle está semidesierta, de vez en cuando el gorjeo de algún gorrión, que se posa en estos árboles. Se ha levantado un viento suave, el cielo permanece azul, con parte de la luna, que se va largado por el oeste.
Es el momento de prepararse, ducharse y tomar un bocadillo y después ponerse de traje, que la nieta hace su primera comunión, hoy domingo a las doce del medio día. Ya que hoy hay dos turnos. Cogemos la alargada calle de trasversal hasta torcer a la izquierda, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Carme, en la Avenida Labat Marcet. La imagen es  muy sencilla, está sujeta con una cuerda en la parte oeste de esto poco se puede contar carece de santos, el altar de obra, una cruz de hierro y dos ramos de flores amarillas del tiempo, la estructura de ladrillo visto y forjados de hormigón, nada que ver con las que hay aquí en Andalucía. En estos momento van a hacer la comunión seis niñas. Para mi es un momento especial, ya que es la primera nieta que hace su comunión, hoy es diferente de aquel mayo del siglo pasado en que la hice yo. Ahora intercambian conversaciones los familiares y amigos, interesándose por el lugar de la comida en el sitio convenido.

Este espacio se encuentra entre Terrassa y Sabadell, pronto empezó la caravana a circular, entramos en una pista de tierra, en la curva del amor, en la entrada de este coqueto restaurante.”La masía de Sues” Aquí había varios salones ocupados este día en esta singular terraza.
Esto es un edén,  donde manan unos hilos de agua cristalina, que se pierde entre las piedras blancas. Una fila de cipreses hace de cerca, en la parte norte, en donde se alzan unos grandes pinos en este vello paisaje, unas margaritas de color lila, con un techo de cuartones, cubiertos por un toldo de rafia, de color verde.

También hay un Safari PARR, hinchable, donde los niños lo pasaron lo más de bien jugando desde que llegaron, incluso lo desinflaron y cayó al suelo, teniéndolo que poner en servicio nuevamente los operarios del restaurante. La comida, con variedad de aperitivos, acompañados de bebida de toda clase. Carnes  asadas, con guarnición de patatas asadas y postre de nueces, e infusión a elegir.
Después barra libre con baile, donde hemos pasado unas horas muy agradables, en compañía de familiares y amigos, un día especial, que se quedará en estas palabras escritas, que quedaran para los que deseen leerlo, los que estuvimos lo recordaremos, los demás lo disfrutaran con  su contenido.

Para mi nieta Irene.

Hoy haces tu comunión
Como flor de primavera
Que recibas con ilusión
En esta fecha sincera.

Esto me llena de pasión
De esta niña querida
Que me late el corazón
Para mi nieta preferida.

Junto a tus padres y abuelos
Eres vida distinguida
Que pasen por los cielos
En este día que no se olvida…

He visto el amanecer, también el atardecer, en este hermoso día con los seres más queridos, en esta jornada especial. Ahora queda la nostalgia en aquella primera comunión  en el 1952, hoy es otra historia, demasiado distinta.
Lunes treinta de mayo, vamos a visitar a unos familiares, que emigraron en los años sesenta de pasado siglo, algunos han nacido en donde vivieron sus padres, por eso sen han adaptado a las regiones catalanas, aunque con la ilusión de sus orígenes andaluces. En aquellos años donde no había trabajo, y el que gozaba era duro y poco remunerado por lo tanto fueron familias enteras que se llamaban, para estar allí juntos y compartir sus costumbres.
Hemos pasado por la estación central de Terrassa, donde sacamos billete, hasta Hospitalet, sin hacer trasbordo en la estación de Sant distrito, es la primera vez que lo hacemos, ya que uno de los viajeros nos dio este consejo, en este caso deberíamos coger un autobús urbano en Hospitalet, la salida sobre las once de la mañana. Es un placer de ver todos estos campos, viendo las cementeras con las espigas doradas, ahora se ve un desordenado nublado de nubes blancas. Mientras este tren se balancea buscando cada una de las paradas en este recorrido en los pueblos que hay entre Terrassa y  Barcelona.
¿Cómo baja? Sereno, anunciando por megafonía cada una de las paradas en este paraje de belleza, lleno de árboles de toda clase. En la parte izquierda, una montaña llena de pinos, que va rodeando, hasta adentrarse en las entrañas de Barcelona, donde para en triunfo, paseo de Gracia, y como no en Sant.
Por fin hemos llegado a esta ciudad de emigrantes, como es Hospitalet, ya nos había aconsejado un hombre mayor el itinerario a seguir, no tardó casi nada en llegar---le pregunté al conductor – el me contestó que a la tercera parada, como dice refrán preguntando se llega a Roma.

Ya estábamos en Pubillas Casas, ahora faltaba llegar a la calle Luarca, en un primer piso, donde tocamos y pronto salió Manoli a la que saludamos, después a su marido Juan que lleva varios años  delicadillo.
Manoli no sabía que nos iba a poner, de todo nos brindaba?que corazón tiene? Nos puso unos aperitivos antes de comer, después la comida un estofado con carne de ternera, aquello quedó en un silencio absoluto, todos echamos la siesta, aunque yo no quería, pero nos vino la más de bien, ya que estábamos cansados del viaje.

Ahora visitaremos a la prima Lolita y a su marido Mateo que vive unas calles más hacía arriba, esta que venía a ver la familia cuando era pequeña cuando acompañaba a sus padres, ahora ya ausentes, desde hace años. Este ha sido un día estupendo, de convivencia, recordando aquellos tiempos pasados. He de agradecer la hospitalidad con la que nos han recibido, en cada momento. Después nos ha traído, con su coche que se ha comprado  a primeros de año. Cuando llegamos, en agradecimiento, le he regalado un libro de mis memorias, al que abrazó ilusionada.
Martes treinta y uno de mayo, hoy tocaba hacer recados, pasar por el banco, para hacer una operación, después por el Mecadona, así hacerme de provisiones, para hacer la comida, que hoy me toca a mí de hacerla.
A media mañana, salimos mi mujer y yo, con la intención de arreglar la correa del reloj y hacer unas compras, en las tiendas de ropas. Seguimos recorriendo las calles más céntricas, donde se ve mucha gente, principalmente en el mercado municipal.

Se aproximaba la hora de hacer la comida, regresamos y preparamos lo acordado, cuando terminamos nos echamos un poco, la tarde estaba entretenida, a las cinco después de salir el nieto de clase tenía entrenamiento, y a el le ilusionaba de que yo lo viera estrenar. Pasamos por la escuela, la hermana tenia valet, así que cada uno era en lugar distinto. Quien iba a imaginar, por el poniente se nubló en poco tiempo, la lluvia empezó despacio, en instantes arreció, un manto de lluvia caía en el ceppes artificial, un frío que se calaba los huesos, yo me había llevado la ropa de verano, los niños estaban dentro, no era tarde de  que estrenaran.
Las palomas buscaban refugio en la cornisa de techo de parte del campo, en esos momentos cruza una urraca por encima del estadio, hasta los animales estaban nerviosos, buscándose  algún refugio del temporal que se originó en un momento.

Ha dejado de llover, los pequeños han salido, mi nieto lleva el dorsal número dieciocho, el traje es amarillo, no estaba bien la tarde Eric recibe un balonazo en la cara, de un gordinflón entrenador, así que la tarde no era muy apropiada para nada, nos marchamos, la Irene quería un helado, al fin todo se quedó en un cuento de niñas.

Terrassa, hoy es día primero de junio, esta tarde celebramos el cumple de mi mujer, que lo celebramos en familia, me he tomado el tiempo necesario, para preparar el regreso, no tengo mucho que hacer, si que necesito de relajarme, y hacer unas cuantas cosas que se me habían quedado pendientes, sobre todo revisar los billetes. Por eso me paso por la mañana a la estación Central de Terrassa, haber si a las seis estaba la oficina abierta.

Esta estación se inauguro  catorce de mayo del 1856, con la apertura del tramo Terrassa Sabadell en el paseo 22 de julio, donde paseé tranquilamente, este año cumple ciento sesenta, y se llamó en su día, vías del ferrocarril. Destino hospitalet. Equivalente rodalies de Cataluña R-12 en la actualidad, es la línea cinco.
Siempre que paso por esta amplia calle, me recreo contemplando su hermosura, un olor a pan recién hecho, en su acera que, es un ir y venir de personas de toas partes del mundo. Sigo por la calle de las Letras, por donde llego a la Biblioteca Central, he gestionado de donar uno de mis libros, que por cierto, me preguntaron que si vivía allí. El otro día lo mandé por correo. Me siento, como un niño, en medio de tantas estanterías de libros, cada una con su historia distinta.

He cogido uno al azahar, es de Pio Baroja, cuenta de un niño que yacía en unas rocas y que había logrado sobre vivir de aquel naufragio, hoy son cientos los que van quedando en el mar Egeo, algunos sin solución cierta. Aquí en esta paz, donde aprovecho cada vez que vengo, en revisar algo de lectura. Ahora asomado en esta ventana, quiero redactar un poema de una paloma. Que se acerca, como si quisiera ella también aprender a leer.

Como mueve su  cola,
Con este sol plateado
El viento te sonroja
Por la ventana asomado.

Paloma que posas tu copla
La brisa te va moviendo
Las plumas en tu cola
El aire está moviendo.

¡Que paloma despistada!
Que se mece muy sola,
De mirarse  queda encantada,
Cuando abre alas y cola…

¡Que bonita es la primavera!
Ver los pájaros cantando,
Manar el rocío en la ribera,
Para seguir entonando.

En las baldosas de la acera
Con las personas cruzando,
Cuando los coches aceleran,
Y tus pasos vas grabando.

¡Que bonita es la primavera!
Con las plantas florecidas,
Con tu sonrisa sincera,
Voy narrando en primavera,

Hoy a dos de junio, esta noche hemos dejado las maletas preparadas, por la mañana tenemos que levantarnos a las cinco y media de esta segunda  jornada. Nuestro hijo nos ha llevado hasta la estación del metro, antes de irse al trabajo. Aquí cogemos las cercanías que nos llevará hasta Sant, donde debíamos coger el AVE, a las ocho y pico de la mañana, primera parada en Tarragona, al fondo el mar que no se veía con nitidez, debido la las bajas nieblas, que se extendían por la costa. Túneles pequeños y por cielo abierto, donde se ve un paraje que crece el monte de una quema anterior. Esto es una hoya de pinos, que se extiende por las laderas, de vez en cuando olivos y almendros.

Unos sembrados que destacan el rojo de las amapolas. Quien no recuerda en mi niñez, ahora es otra historia muy distinta. El amarillo de la flor de las retamas, mientras el tren se balancea por las vías por los verdes capos de viñas, mientras va buscado la parada próxima estación de Lérida Pirineo. Hora de tomarse las pastillas  de aspirina y la tensión, esto ha cambiado, por aquí no se ven ni matas, algún pino desperdigado, que apenas tiene un metro de altura. Los espesores sueltan mantos de agua que va regando las cementeras cercanas.

Ahora tomaremos un bocadillo, hay que tomar fuerzas, el trayecto acaba de empezar, cuando se escucha por megafonía la parada en Zaragoza. Todo va pasando tan rápido. Ahora cruzamos por bosque de encinas, pequeñas y redondas. Multicolor de cuerdas de cementeras, con los colores amarillo, verde y rojo, es un cuadro que se ha pintado la madre naturaleza, que se extiende en cuerdas hondonadas, en estos llanos que se pierden en lo infinito, los reactores que se cruzan, dejando una estela, de humo condensado, que cuando se extiende deja su huella en este cielo azulado, que se puede observar en esta jornada.
Un tridente de almendros, olivos y viñas, que se va prolongando por los márgenes de las vías manchegas la próxima parada Ciudad Real, el reloj de la estación marca, las doce y diez, es el momento de seguir la ruta, las alpacas de paja yacen en los rastrojos, es la primera vez que veo que son redondas, y forradas de plástico.

Próxima parada  Puerto Llano, siguen los rastrojos, las ovejas se meten en los embalses buscando el agua de beber, riachuelos circulan por las vaguadas, donde hay plantaciones de eucaliptos, los olivos relucen con el sol que hace hoy, unas nubes se ven en la lejanía  que se pierde en un infinito imaginario. Parada en Córdoba, se van a efectuar unas maniobras, por lo que quedaran las puertas bloqueadas—comentan por megafonía—gracias por las molestias.
Por esta parada en Puente Genil, plantaciones de jóvenes olivos, con tres o cuatro pies, los que hayan sacado el billete hasta Granada, ha de esperar que vengan los autobuses, nosotros seguimos hasta Málaga, donde llegamos a las cuatro y veinte. Allí estaba nuestro hijo mayor, para traernos al punto de partida. Han sido ocho días, donde compartimos con la familia, atrás ha quedado los últimos de mayo y los dos de junio. Ahora será una más que se quedará escrita, expresando con palabras los hechos ocurridos, unos momentos que se graban en esta otra historia de un pasado reciente en Motril –a 6 de junio del 2016 Manuel Escañuela…


















 



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