El carterp y Pablo Neruda

recido entre pescadores, nunca sospechó el joven Mario Jiménez que en el correo de aquel día Habría un anzuelo con que atraparía al poeta .No bien le habría entregado el bulto, el poeta había discernido con precisión meridiana una carta que procedió a rasgar antes, sus propios ojos conducta inaudita, incompatible con la sensibilidad y discreción del vate, alentó en el cartero el inicio de un interrogatorio, y por qué no decirlo, de una amistad.

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